DESESPERANZA
Muchas personas
piensan que los problemas fundamentales de la vida son absolutamente
insolubles, que la humanidad jamás sabrá por qué ni para qué se esfuerza, por
qué sufre, adonde se dirige.
Se considera casi
indecente formular estas preguntas.
Se supone que
"tomemos la vida como viene", sin pensar, o pensando solamente en las
cosas capaces de solución, aunque esto sea sólo externamente.
Los hombres perdieron
la esperanza de hallar respuestas a las principales preguntas y renunciaron a
molestarse por ellas.
Al mismo tiempo, los
hombres tienen una muy vaga idea sobre qué es lo que produjo en ellos esta
sensación de desesperanza y de insolubilidad.
En realidad,
empezamos sintiendo esta desesperanza sólo cuando consideramos al hombre como
algo "finito" y completo, cuando nada vemos más allá del hombre y
pensamos que ya sabemos todo lo que hay en el hombre.
De esta forma, el
problema es realmente desesperado.
Hay una fría
comodidad en todas las teorías sociales que nos prometen varias bendiciones
sobre la tierra.
Nos dejan con una
sensación de frustración y con un mal gusto en la boca, aunque creamos en sus
promesas.
¿Por qué? ¿Para qué es todo esto?
Muy bien, se
alimentará a todo el mundo.
Excelente. Pero.
¿Y después qué?
A fin de obtener, al
menos, algún género de respuesta a las preguntas que nos atormentan debemos
volvernos en una dirección totalmente distinta: hacia el método psicológico de
estudio del hombre y de la humanidad.
Y aquí, para nuestro
asombro, vemos que el método psicológico tiene, después de todo, respuestas muy
satisfactorias a las principales preguntas que nos parecen insolubles, y
alrededor de las cuales giramos ineficazmente armados con las inútiles armas de
los métodos “positivistas”.
El método psicológico
da al menos una respuesta a la pregunta sobre la finalidad inmediata de nuestra
existencia.
Pero, por alguna
razón, la gente no quiere aceptar esta respuesta.
La gente insiste en
que la respuesta sea de una forma que le guste, y rehúsa aceptar nada que no
sea de esa forma.
Exige la solución de
la pregunta sobre el destino del hombre, pero del hombre tal como imagina esa
gente que éste es, y rehúsa reconocer el hecho de que el hombre puede y debe
llegar a ser algo enteramente diferente.
En el hombre hay
cualidades inmanifestas que deben hacerse manifestar, y la manifestación de
estas cualidades es la única que puede crear un futuro para el hombre.
El hombre no puede ni
debe permanecer como es ahora.
Pensar en el futuro
de este hombre es tan insensato
como pensar en el futuro de un niño, pensando que seguirá siendo un niño
eternamente.
La analogía no es muy
completa, porque sólo una muy pequeña parte de la humanidad es probablemente
capaz de desarrollo.
Empero, esta
comparación da un cuadro correcto de la actitud general respecto de esta
cuestión.
Y el destino de la
mayor parte de la humanidad que es incapaz de desarrollo no depende de ella
sino de aquella parte más pequeña que se desarrollará.
Sólo el desarrollo
interior, la evolución de nuevos poderes, darán al hombre una comprensión
correcta de sí, de sus caminos y su futuro, y le permitirán organizar la vida
sobre la tierra.
En la actualidad, el
concepto genérico "hombre" es demasiado indiferenciado y abarca
categorías completamente diferentes de hombres: los capaces de desarrollo y los
incapaces de este.
Además, un hombre
capaz de desarrollo ya tiene muchas nuevas cualidades que están absolutamente
prontas, pero no se manifiestan, porque para ello necesitan una cultura y una
educación especiales.
La nueva perspectiva de la humanidad repudia la idea
de la igualdad (que, de todos modos, no existe) y se empeña en
establecer los signos y hechos de las diferencias entre los hombres, porque la
humanidad tendrá que separar pronto a los que marchan hacia adelante de los que
son incapaces de hacerlo: tendrá que separar el trigo de la cizaña, porque ésta proliferó demasiado y está
asfixiando el crecimiento del trigo.
Esta es la clave para
entender nuestra vida ¡Y a esta clave se la encontró hace mucho tiempo!
Ese enigma fue resuelto hace mucho tiempo.
Pero diferentes
pensadores de distintas épocas, que hallaron soluciones, las expresaron de
diversos modos, y a menudo, sin conocerse uno al otro, iluminaron la misma
huella con dificultades enormes, sin sospechar la existencia de sus
predecesores o contemporáneos que pisaban o habían pisado la misma senda.
En la literatura
mundial hay libros, habitualmente poco conocidos, que accidental (o no
accidentalmente) pueden hallarse en el mismo anaquel, en la misma biblioteca, y
que considerados juntos, darán un cuadro completo y claro de los diferentes
aspectos de la existencia del hombre, sus finalidades y caminos, de modo que no
tengamos ninguna duda más acerca del destino de la humanidad (al menos, de una
pequeña parte de ésta), un destino distinto de aquella frase de duro trabajo de
cavar a través del globo terrestre que la "filosofía positivista", el
"materialismo histórico", el "socialismo", etc., etc., le
tienen reservado.
Si creemos que
todavía no conocemos nuestro destino, si aún dudamos y tememos separarnos de la
desesperanza de la perspectiva "positiva" de la vida, lo hacemos
porque, primero, consideramos juntos, sin diferenciación, hombres de categorías
totalmente distintas, con un futuro totalmente distinto, y segundo, porque las
ideas que necesitamos, a través de las cuales podríamos entender la correlación
real de fuerzas, no ganaron un lugar en el conocimiento oficial, no representan
un departamento o una rama reconocidos del conocimiento y raras veces se los
halla juntos en un libro.
Ouspensky
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