EL MUNDO DE LAS
CAUSAS
LEYES
Ahora hemos aclarado
que las leyes descubiertas por nosotros en el espacio tridimensional y que
funcionan en este espacio son inaplicables, incorrectas y falsas en un espacio
de mayor número de dimensiones.
Esto es igualmente
cierto en matemática y en lógica.
Tan pronto como, en
vez de magnitudes finitas y constantes, empezamos a examinar magnitudes
infinitas y variables, vemos que los axiomas fundamentales de nuestra
matemática no pueden referirse a ellas.
AFRONTAR UNA ENORME
CANTIDAD DE ABSURDOS………
Y tan pronto como, en
vez de conceptos, empezamos a pensar en otros términos, debemos preparamos para
AFRONTAR UNA ENORME CANTIDAD DE ABSURDOS desde el punto de vista de la lógica
existente.
¿Por qué nos
parecerían absurdos?
Nos parecerían
absurdos porque enfocamos al mundo multidimensional con la lógica del mundo
tridimensional.
Ya se demostró que
para un animal, o sea, para un ser bidimensional que no piensa con conceptos
sino con representaciones, nuestras proposiciones lógicas están obligadas a
parecer absurdas.
Las relaciones lógicas del mundo de muchas
dimensiones nos parecen igualmente absurdas.
No hay razón para
esperar que en el mundo de las causas, las relaciones puedan ser lógicas desde
nuestro punto de vista.
Por el contrario,
podemos decir que todo lo lógico es sólo fenoménico.
Por el otro lado, no puede haber nada
lógico desde nuestro punto de vista.
Todo lo que existe
allí está obligado a parecernos un absurdo
lógico, una necedad.
Y debemos recordar
que no podernos orientarnos allí con nuestra lógica.
La actitud del
pensamiento humano en sus principales tendencias respecto al "mundo del
más allá" fue siempre enteramente errónea.
La ciencia debe llegar a la mística, y luego
al estudio de las formas de la consciencia (y, en consecuencia, de la percepción)
que es distinta de la nuestra.
UNA NUEVA TEORÍA DE
LA COGNICIÓN………
La ciencia debe
desechar casi todo lo viejo y ponerse en marcha a partir de UNA NUEVA TEORÍA DE
LA COGNICIÓN, para que la mística ofrezca un nuevo enfoque.
Si al mundo
tridimensional lo queremos dejar atrás y avanzar más allá, debemos, en primer
lugar, desarrollar algunos principios lógicos fundamentales que nos permitan
observar las relaciones de las cosas en el mundo de muchas dimensiones y ver en
ellas más bien cierta interdependencia ordenada que un absurdo completo.
Si entramos allí con
principios lógicos del mundo tridimensional, nos trabarán, no nos permitirán
elevarnos por encima del suelo.
DESPOJARNOS DE LAS
CADENAS DE NUESTRA LÓGICA………
Primero que todo,
deberemos despojarnos de las cadenas de nuestra lógica.
Esta es la liberación
primera, grande y principal en pos de la que la humanidad debe empeñarse.
Un hombre que se
libró de las cadenas de la "lógica tridimensional" ya penetró en otro
mundo con el pensamiento.
Y esta transición no
sólo es posible sino que se cumple constantemente.
NUESTROS DERECHOS AL “OTRO
MUNDO”………
Por desgracia, no
estamos enteramente al tanto de nuestros derechos al "otro mundo" y a
menudo perdemos estos derechos, considerándonos aherrojados en este mundo terrestre.
Empero, existen
caminos que conducen allí.
HUELLAS DE LA
TRANSICIÓN………
La poesía, la
mística, la filosofía idealista de todas las épocas y todos los pueblos
conservan huellas de tal transición.
Siguiendo estas
huellas, también podemos hallar el camino.
Pensadores antiguos y
modernos nos dejaron muchas claves con las que podemos abrir las misteriosas
puertas, y muchas fórmulas mágicas ante las cuales estas puertas se abren
solas.
Pero no logramos
entender la finalidad de las llaves o de las fórmulas: y hemos perdido la
comprensión de las ceremonias mágicas y de los ritos de iniciación en los
Misterios, que perseguían un solo objeto: ayudar a esta transición en el alma
del hombre.
De modo que las
puertas permanecieron cerradas, y nosotros inclusive negamos que exista algo
detrás de estas puertas.
O, sospechando que
existe otro mundo, consideramos que es algo parecido al nuestro y separado de
nosotros, e intentamos penetrar en él sin darnos cuenta de que el principal
obstáculo en nuestro sendero es nuestra propia división del mundo en este mundo y el mundo del más
allá.
El mundo es uno solo, pero los medios para
percibirlo son distintos.
Y con medios
imperfectos de percepción es imposible penetrar en lo que es sólo accesible a
lo perfecto. los intentos con la lógica del mundo fenoménico para penetrar con
el pensamiento en el mundo del más allá, en el mundo de los noúmenos, en el
mundo de las causas, si no resultaran un completo fracaso o no condujeran al
hombre hacia el mundo del soñar despierto, sólo dieron un resultado: consciente
del nuevo orden de cosas, el hombre perdió el sentido de la realidad del viejo
orden.
Con medios perfectos
de percepción si es posible penetrar en lo que es sólo accesible a lo perfecto.
El mundo visible
empezó a parecerle fantástico, irreal; todo se esfumó alrededor de él,
desapareció como humo, dejando una terrible sensación de ilusión.
Sintió en todo el
abismo del infinito, y que todo se derramaba dentro de este abismo.
La sensación de
infinitud es la prueba primera y más terrible antes de la iniciación.
¡No hay nada!
La pequeña alma
insignificante se siente suspendida en un vacío infinito.
Entonces, incluso el
alma misma cesa de existir.
No hay nada: sólo
existe la infinitud, la destrucción y disolución constantes y continuas de
todo.
En la literatura
mística de todos los pueblos hay referencias a esta SENSACIÓN DE VACÍO y oscuridad.
La misteriosa deidad
de los antiguos egipcios, mencionada en los mitos órficos era:
"La oscuridad
tres veces desconocida en cuya contemplación todo conocimiento se reduce a
ignorancia".
Esto significa que,
aproximándose al mundo de las causas sólo con el conocimiento del mundo de los
fenómenos, con su propio instrumento de la lógica que resultó fútil porque todo
lo nuevo lo eludía, el hombre estaba obligado a experimentar un terror
que superaba todos los límites.
En lo nuevo no sentía
aún nada que no fuera caos, mientras lo viejo
se esfumaba, retrocedía, se volvía irreal.
El terror y el pesar
ante la pérdida de lo viejo se mezclaban con el miedo hacia lo nuevo, hacia lo
desconocido, terrible en su infinitud.
UN ANIMAL QUE SE
CONVIRTIERA EN HOMBRE………
En esta etapa, el
hombre atraviesa la misma experiencia que la de un animal que se convirtiera en
hombre.
Luego de una momentánea
vislumbre del nuevo mundo, la vida le hace retroceder.
El mundo que
vislumbró durante un breve momento parece un sueño, una fantasía, una creación
de su imaginación.
Pero el viejo mundo
del pasado tampoco es más el mismo, se estrecha, en él no hay cabida.
La consciencia que
despierta no puede conducir más a la misma vida salvaje y libre de una bestia.
Ya conoce algo, oye
algunas voces.
Y, al mismo tiempo, el cuerpo lo retiene.
Y no sabe dónde ni
cómo podrá escapar de él o escapar de sí.
El hombre que se
halla en el umbral del nuevo mundo tiene exactamente la misma experiencia.
Oyó la música
celestial, y las desvaídas canciones de la tierra no le tocan ni conmueven más;
o, si lo hacen es porque le hablan de sones celestiales, de lo inasequible, de
lo desconocido.
Experimentó un
sentimiento de extraordinaria expansión de la consciencia, cuando por un
momento todo fue claro para él, y no pudo reconciliarse con el lento trabajo terreno del cerebro.
Los momentos de
"sensación de infinitud" se conectan con emociones muy especiales.
En la literatura
"teosófica" y en los libros sobre ocultismo se dice a menudo que,
ingresando en el mundo "astral", el hombre empieza a ver nuevos colores, que no están en el espectro
solar.
Este simbolismo de
los nuevos colores de la "esfera astral" transmite precisamente el
pensamiento acerca de las nuevas emociones que el hombre empieza a experimentar
junto con las sensaciones de una consciencia expandida: "el océano que es
absorbido por una gota".
Este es el "increíble
arrobamiento" del que hablan los místicos, la luz celestial que los santos "ven", las
"sensaciones nuevas" que los poetas experimentan.
Hasta la psicología
conversacional conecta al "éxtasis" con nuevas sensaciones
completamente insólitas, inaccesibles y desconocidas para el hombre en la vida
corriente.
LA APERTURA DEL LOTO
MÍSTICO DEL YOGHI DE LA INDIA………
Esta sensación de luz
y de alegría infinita se experimenta en momentos de expansión de la consciencia
(la apertura del loto místico del Yoghi indio), en el momento de la sensación
de infinitud que produce, al mismo tiempo, la sensación de oscuridad y terror
ilimitado.
¿Qué significa esto?
¿Cómo reconciliar la sensación de luz con la sensación de oscuridad, la
sensación de alegría con la sensación de terror?
¿Puede ser
simultánea?
¿Ocurre simultáneamente?
Ocurre y tiene que
ocurrir así.
La literatura mística
nos da ejemplos de esto.
La sensación
simultánea de luz y oscuridad, alegría y terror parece simbolizar la extraña
dualidad y contradicción de la vida humana.
Puede ocurrirle a un
hombre que esté muy agudamente dividido, con un lado de su naturaleza muy
interiorizado en el "espíritu" y el otro hundido profundamente en la
"materia", o sea, en la ilusión, en la irrealidad; con fe demasiado
profunda en la realidad de lo irreal.
Hablando en general,
el nuevo mundo da la sensación
de luz, de vida, de consciencia omnipenetrante, de alegría...
Pero a una mente que no esté preparada el mismo mundo
le dará una sensación de oscuridad y terror infinitos.
Además, la sensación
de terror deberá provenir de la pérdida
de todo lo “real”, de la desaparición de este mundo.
A fin de no
experimentar el terror del nuevo mundo, es necesario conocerlo de antemano, ya
sea emocionalmente (a través de la fe y del amor), o intelectualmente (mediante la razón).
Y a fin de no
experimentar terror ante la pérdida del viejo mundo, debemos RENUNCIAR A ÉL VOLUNTARIAMENTE de antemano, también
a través de la fe o a través de la razón.
Es necesario RENUNCIAR
VOLUNTARIAMENTE a todo el mundo bello y brillante en que vivimos, admitir que
es un espejismo, un fantasma, una irrealidad, un engaño, una ilusión, maya.
Debemos
reconciliarnos con esta irrealidad, no temerla sino regocijarnos en ella.
Debemos despojarnos
de todo.
Debemos convertirnos
en pobres en espíritu, o sea, hacernos pobres
mediante el esfuerzo de nuestro espíritu.
El hermoso símbolo
del Evangelio expresa la verdad filosófica más profunda:
Bienaventurados los pobres en espíritu pues de ellos es el reino de los
cielos.
Estas palabras sólo
se aclaran si se las toma en el sentido de renunciamiento al mundo material.
"Pobres en
espíritu" no significa pobres en
el sentido material, en el sentido cotidiano del mundo; ciertamente, no
significa pobreza del espíritu.
La pobreza espiritual
es renunciamiento a la materia, la "pobreza" del hombre que no tiene
suelo bajo sus pies ni cielo sobre su cabeza.
Ouspensky
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