jueves, 12 de febrero de 2015

EL DOBLE TRIÁNGULO

EL DOBLE TRIÁNGULO

Parecería que en cada uno de nosotros existiesen dos sistemas psicológicos, que, partiendo de distintos puntos, obrasen en dos direcciones opuestas, por así decirlo; desde fuera y desde dentro.

En el tipo de literatura del siglo XVII que trata acerca de la naturaleza interna del hombre, encontramos algunos diagramas que aparentemente se refieren a estos dos sistemas psicológicos.

Veamos uno de Robert Fludd, en una obra titulada Utriusque Cosmi, (Í617).

Vemos aquí dos triángulos que representan algo de la constitución del hombre.

En uno de ellos el vértice está hacia abajo; en el otro, hacia arriba.

Esto nos recuerda inmediatamente el jeroglífico del doble triángulo conocido como el Sello de Salomón, y que, de acuerdo con Ouspensky, representa las tres dimensiones del espacio y las tres dimensiones del tiempo.

Por lo que respecta al triángulo con la base hacia abajo, Fludd (en otro diagrama) lo divide partiendo de abajo, en cuerpo, espíritu vital y razón.

La razón toca la base del triángulo superior en un punto al nivel que Fludd llama Mente, o sea que el uso más elevado de la razón ordinaria del hombre toca el nivel de la Mente (Mens).

Sin em­bargo esto es únicamente un punto en la 'mente'.

El triángulo superior termina en el sexo del hombre como un punto.

Podemos entonces decir que hay un punto en la razón del hombre y un punto en su sexo que le conectan con un nivel de conciencia de una escala superior a su conciencia ordinaria.

Pero cada uno de ellos es un mero punto, o una pequeña puerta en el otro.

Si solamente tomamos las dos bases de los triángulos, del superior y del inferior, podemos considerarlo como si fueran líneas que representan dos niveles de conciencia.

Pero sería más apropiado decir que los dos triángulos superpuestos representan dos sistemas de conciencia.

Yo conectaría las experiencias de un iluminado con estas dos orientaciones pre­cisas en el hombre.

Su experiencia lo lleva de una a otra.

Y entonces lo ve todo por el otro lado.

Tiene un nuevo sentimiento de yo.

De la misma manera puede explicarse la experiencia de un místico en meditación, como también todas las experiencias de nuevas formas de conciencia descritas en este libro.

El triángulo cuya base está arriba y que termina abajo, en el punto a nivel del sexo está relacionado a las tres dimensiones del 'mundo invisible'.

Cuan­do la conciencia se sitúa en este sistema, pueden aparecer en conjunto: el sentido de la vida extendida en el tiempo, el sentido de eternidad y recurrencia, y el sentido de la propia existencia. Pertenece al sistema su­perior que se encuentra oculto en el hombre.

En su estado natural, el hom­bre se encuentra en el sistema psicológico que representa el triángulo cuya base esta hacia abajo.

De suerte que al estudiar al hombre 'na­tural' hallaremos en él únicamente este sistema.

Pero, si se le considera psicológicamente, no podemos tomar al hombre en términos de un sólo sistema.

Dentro de su ser existe alguna extraordinaria paradoja.

Hay otro sistema en él cuyo modo de acción yace en dirección inversa al sis­tema natural, y que trabaja de arriba hacia abajo.

Si estamos dispuestos a aceptar esta interpretación, significa que el hombre plenamente inte­grado debe ser una combinación de ambos sistemas.

El hombre es el campo en que se juntan estos dos sistemas.

Representan una paradoja, una cruz, algo extraordinariamente difícil de unir; y, sobre todo, algo que ha de despertarse y ponerse en actividad, porque el hombre 'natural' es lo adecuado a la vida y no precisa de la acción del segundo sistema.

La tarea es la de unir estos dos sistemas en una relación, y no el buscar uno a expensas de otro.

Todas las experiencias que hemos citado solamente demuestran la existencia de otra orientación psicológica.

Eso es todo.

Un monje en meditaciónE se encuentra en un sistema, luego en el otro; y, como tales, parecen contradictorios.

La integración del hombre ha de ser la reconciliación de estos dos sistemas, y esto debe significar el gradual despertar del otro sistema permaneciendo en contacto con la vida.

Los principios que pertenecen al otro sistema, el nuevo sentido del tiempo, del yo, de la recurrencia, tienen que tener una relación a la vida.

El punto más elevado de la razón 'natural' orilla el nivel de tales ideas; es decir que aquello que es lo mejor de nuestro pensamiento puede alcanzar otro orden de entendimiento.

De un modo similar, el punto más elevado del sexo se abre en la misma dirección.

Maurice Nicoll




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