LAS PROPIEDADES DEL
MUNDO DE LAS CAUSAS
Tratemos de enumerar
las propiedades del mundo de las causas que puede derivarse de todo lo que
hasta ahora se ha dicho.
Primero que todo, es
necesario recalcar que es imposible expresar en palabras las propiedades del
mundo de las causas.
Todo pensamiento que
se exprese acerca de ellas será falso.
Puede decirse acerca
del mundo real que (en relación con él "un pensamiento expresado en palabras es una mentira."
Puede hablarse de él
sólo condicionalmente, por aproximación, por sugerencias, por símbolos.
Y, sí algo de lo dicho a su respecto se entiende
literalmente, será un absurdo.
Hablando en general,
todo lo que se exprese en palabras acerca
del mundo de las causas puede parecer absurdo y es realmente ya una deformación.
La verdad no puede
expresarse.
Lo más que se puede
hacer es sugerirla, darle al pensamiento un ímpetu.
Pero cada uno deberá
hallar la verdad para sí y por sí.
"La verdad de
otro" es peor que una mentira porque es: dos mentiras.
Esto explica también
por qué la verdad sólo puede expresarse en forma de paradoja, o incluso en la
forma de una mentira.
Para decir la verdad
sin mentiras debemos conocer algún otro lenguaje.
Nuestro lenguaje no
es apropiado.
¿Qué podemos decir
entonces en nuestro lenguaje acerca del mundo de muchas dimensiones, el mundo
de los noúmenos o el mundo de las causas?
1. En este mundo, el
tiempo" debe existir parcialmente, o sea, los acontecimientos temporales deben existir y no tener
lugar.
En otras palabras,
deben existir tanto antes como después de su cumplimiento y estar, por decirlo
así, en el mismo plano.
Los efectos deben
existir simultáneamente con las causas.
Lo que llamamos la ley de causalidad no puede existir
allí, porque la condición necesaria para ella es el tiempo.
Allí no puede haber
nada medible con años, días y horas.
No puede haber antes,
ahora ni después.
Los momentos de
distintas épocas, divididos por largas extensiones de tiempo, existen
simultáneamente y pueden ser adyacentes.
Al mismo tiempo,
todas las posibilidades de un
momento dado, incluso las opuestas entre si, junto con todos sus resultados ad infinitum, pueden concretarse
simultáneamente con el momento dado.
Pero el largo del momento puede ser diferente en
diferentes planos.
2. Allí no hay nada
medible con nuestras medidas, nada conmensurable con nuestros sólidos, nada que
sea más o menos que nuestros sólidos. Nada hay a la derecha o a la izquierda,
arriba o debajo de nuestros sólidos.
Nada que semeje nuestros sólidos, líneas o
figuras.
Empero, al mismo
tiempo, todo esto puede ser.
Allí deben estar
adyacentes diferentes puntos de
nuestro espacio dividido para nosotros por largas distancias.
La
"proximidad" y la "distancia" son determinadas por la
"afinidad" o la "divergencia" interiores, por simpatía o
antipatía, o sea, por propiedades que nos parecen subjetivas.
3. Allí no hay
materia ni movimiento.
No hay nada que pueda
pesarse o fotografiarse, o expresarse en fórmulas de energía física. No hay
nada que tenga forma, color u olor. Nada que posea las cualidades
de los cuerpos físicos.
Al mismo tiempo, con
la comprensión de ciertas leyes, las propiedades del mundo de las causas pueden
estudiarse en las categorías que han sido enumeradas.
4. Allí no hay nada
muerto o inconsciente. Todo vive, todo respira, todo piensa, todo siente, todo
es consciente y todo habla.
5. Los axiomas de
nuestra matemática no pueden aplicarse en ese mundo, porque allí no hay nada finito.
Allí todo es
infinito, y, desde nuestro punto de vista, variable.
6. Las leyes de nuestra
lógica no pueden funcionar allí.
Desde el punto de
vista de nuestra lógica, el mundo está fuera de la lógica.
Es el dominio cuyas
leyes se expresan en el
Tertium Organum.
7. La multiplicidad de nuestro mundo no
puede existir allí.
Todo es el todo.
Y cada separada
partícula de polvo, para no mencionar cada vida separada y cada ser consciente,
vive una vida con el todo e incluye en si a todo el todo.
8. En ese mundo no
puede haber ninguna dualidad de nuestro
mundo.
Ser no se opone allí
a no-ser.
La vida no se opone a la muerte.
Por el contrario, una
incluye a la otra.
Unidad y
multiplicidad, movimiento e inmovilidad: unidad y divisibilidad, bien y mal,
verdad y falsedad: allí son imposibles todas estas divisiones.
Todo lo subjetivo es objetivo, y todo lo objetivo es subjetivo.
Ese mundo es el mundo
de la unidad de los opuestos.
9. El sentido de la
realidad de ese mundo debe estar acompañada por un sentido de la irrealidad de este mundo.
Al mismo tiempo, allí
no puede existir diferencia entre lo real y lo irreal, tal como no puede
existir diferencia alguna entre lo subjetivo y lo objetivo.
10. Ese mundo y nuestro mundo no son dos
mundos diferentes. El mundo es uno solo.
Lo que llamamos nuestro mundo es sólo nuestra incorrecta representación del mundo,
el mundo visto a través de una estrecha ranura.
Empezamos a sentir a ese mundo como lo milagroso, o sea, como algo
opuesto a la realidad de este mundo.
Al mismo tiempo, este mundo, el mundo terreno, empieza
a parecer irreal.
11. Pero todo lo
dicho hasta ahora no definirá nuestra relación con ese mundo, mientras no
comprendamos que, incluso comprendiéndolo, no lo abarcaremos íntegramente, o
sea, en toda la variedad de relaciones existentes dentro de él, sino que
pensaremos en él sólo en uno u otro aspecto.
12. Lo que se ha
dicho acerca del mundo de las causas se refiere también al Todo. Pero entre el mundo y el Todo
puede haber muchas etapas de transición.
Ouspensky
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