miércoles, 11 de febrero de 2015

LAS PROPIEDADES DEL MUNDO DE LAS CAUSAS

LAS PROPIEDADES DEL MUNDO DE LAS CAUSAS

Tratemos de enumerar las propiedades del mundo de las causas que puede derivarse de todo lo que hasta ahora se ha dicho.

Primero que todo, es necesario recalcar que es imposible expresar en palabras las propiedades del mundo de las causas.

Todo pensamiento que se exprese acerca de ellas será falso.

Puede decirse acerca del mundo real que (en relación con él "un pensamiento expresado en palabras es una mentira."

Puede hablarse de él sólo condicionalmente, por aproximación, por sugerencias, por símbolos.

Y, sí algo de lo dicho a su respecto se entiende literalmente, será un absurdo.

Hablando en general, todo lo que se exprese en palabras acerca del mundo de las causas puede parecer absurdo y es realmente ya una deformación.

La verdad no puede expresarse.

Lo más que se puede hacer es sugerirla, darle al pensamiento un ímpetu.

Pero cada uno deberá hallar la verdad para sí y por sí.

"La verdad de otro" es peor que una mentira porque es: dos mentiras.

Esto explica también por qué la verdad sólo puede expresarse en forma de paradoja, o incluso en la forma de una mentira.

Para decir la verdad sin mentiras debemos conocer algún otro lenguaje.

Nuestro lenguaje no es apropiado.

¿Qué podemos decir entonces en nuestro lenguaje acerca del mundo de muchas dimensiones, el mundo de los noúmenos o el mundo de las causas?

1. En este mundo, el tiempo" debe existir parcialmente, o sea, los acontecimientos temporales deben existir y no tener lugar.

En otras palabras, deben existir tanto antes como después de su cumplimiento y estar, por decirlo así, en el mismo plano.

Los efectos deben existir simultáneamente con las causas.

Lo que llamamos la ley de causalidad no puede existir allí, porque la condición necesaria para ella es el tiempo.

Allí no puede haber nada medible con años, días y horas.

No puede haber antes, ahora ni después.

Los momentos de distintas épocas, divididos por largas extensiones de tiempo, existen simultáneamente y pueden ser adyacentes.

Al mismo tiempo, todas las posibilidades de un momento dado, incluso las opuestas entre si, junto con todos sus resultados ad infinitum, pueden concretarse simultáneamente con el momento dado.

Pero el largo del momento puede ser diferente en diferentes planos.

2. Allí no hay nada medible con nuestras medidas, nada conmensurable con nuestros sólidos, nada que sea más o menos que nuestros sólidos. Nada hay a la derecha o a la izquierda, arriba o debajo de nuestros sólidos.

Nada que semeje nuestros sólidos, líneas o figuras.

Empero, al mismo tiempo, todo esto puede ser.

Allí deben estar adyacentes diferentes puntos de nuestro espacio dividido para nosotros por largas distancias.

La "proximidad" y la "distancia" son determinadas por la "afinidad" o la "divergencia" interiores, por simpatía o antipatía, o sea, por propiedades que nos parecen subjetivas.


3. Allí no hay materia ni movimiento.

No hay nada que pueda pesarse o fotografiarse, o expresarse en fórmulas de energía física. No hay nada que tenga forma, color u olor. Nada que posea las cualidades de los cuerpos físicos.

Al mismo tiempo, con la comprensión de ciertas leyes, las propiedades del mundo de las causas pueden estudiarse en las categorías que han sido enumeradas.

4. Allí no hay nada muerto o inconsciente. Todo vive, todo respira, todo piensa, todo siente, todo es consciente y todo habla.

5. Los axiomas de nuestra matemática no pueden aplicarse en ese mundo, porque allí no hay nada finito.

Allí todo es infinito, y, desde nuestro punto de vista, variable.

6. Las leyes de nuestra lógica no pueden funcionar allí.

Desde el punto de vista de nuestra lógica, el mundo está fuera de la lógica.

Es el dominio cuyas leyes se expresan en el
Tertium Organum.

7. La multiplicidad de nuestro mundo no puede existir allí.

Todo es el todo.

Y cada separada partícula de polvo, para no mencionar cada vida separada y cada ser consciente, vive una vida con el todo e incluye en si a todo el todo.

8. En ese mundo no puede haber ninguna dualidad de nuestro mundo.

Ser no se opone allí a no-ser.

La vida no se opone a la muerte.

Por el contrario, una incluye a la otra.

Unidad y multiplicidad, movimiento e inmovilidad: unidad y divisibilidad, bien y mal, verdad y falsedad: allí son imposibles todas estas divisiones.

Todo lo subjetivo es objetivo, y todo lo objetivo es subjetivo.

Ese mundo es el mundo de la unidad de los opuestos.

9. El sentido de la realidad de ese mundo debe estar acompañada por un sentido de la irrealidad de este mundo.

Al mismo tiempo, allí no puede existir diferencia entre lo real y lo irreal, tal como no puede existir diferencia alguna entre lo subjetivo y lo objetivo.

10. Ese mundo y nuestro mundo no son dos mundos diferentes. El mundo es uno solo.

Lo que llamamos nuestro mundo es sólo nuestra incorrecta representación del mundo, el mundo visto a través de una estrecha ranura.

Empezamos a sentir a ese mundo como lo milagroso, o sea, como algo opuesto a la realidad de este mundo.

Al mismo tiempo, este mundo, el mundo terreno, empieza a parecer irreal.

11. Pero todo lo dicho hasta ahora no definirá nuestra relación con ese mundo, mientras no comprendamos que, incluso comprendiéndolo, no lo abarcaremos íntegramente, o sea, en toda la variedad de relaciones existentes dentro de él, sino que pensaremos en él sólo en uno u otro aspecto.

12. Lo que se ha dicho acerca del mundo de las causas se refiere también al Todo. Pero entre el mundo y el Todo puede haber muchas etapas de transición.

Ouspensky






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