EL ARTE EN EL TIEMPO
VIVO
En la literatura, en
la arquitectura, en el arte encontramos algunas señales que provienen de otras
partes del tiempo vivo.
Aquello que leemos y
que proviene de aquellas partes que nos rodean, pertenece al mundo vivo.
¿Podemos, entonces,
pensar que hemos superado aquellas ideas que nos llegan de lo que nosotros
consideramos como un pasado muerto?
No; pues toda la
historia es un hoy día vivo.
Todo el pensamiento
se encuentra en el hoy día de la humanidad.
A través de toda su
extensión en el tiempo la humanidad está
pensando.
Situados en algún
punto de este inmenso círculo de la humanidad, siempre presente bajo el ojo de lo eterno, nosotros, los así
llamados modernos, estamos ahora presenciando un ángulo de la totalidad, una
sección del mundo, un radio de la verdad.
Este pequeño hoy día
de nosotros, y que tomamos como la cima del progreso, es una fracción del hoy
día en sí.
Pero a menos que el
tiempo que pasa se desprenda de nosotros, nunca lo podremos comprender.
Ha de cambiar el
sentido del tiempo.
Hemos de aprender a
pensar más allá del tiempo, fuera del tiempo, y a menos que dudemos de nuestra
existencia temporal, a menos que comencemos a pensar de una manera diferente
acerca de todas las cosas, y a menos que demos una interpretación completamente
nueva a nuestras vidas, no podremos cambiar nuestro punto de vista, que es el
punto de vista de la ilusión.
Pensar acerca del tiempo en si nos acerca un poco más
al sentido y significado de la eternidad.
Cesa el movimiento
avasallador del tiempo que pasa.
Y de una dirección
indefinible, intermitentemente, viene hacia nosotros el sentido del ahora.
Cambia el sentimiento
de la vida.
Cambia la dirección
de nuestros esfuerzos.
Cambia la
valorización de todas nuestras experiencias.
Percibimos aquello de
lo que debemos huir, ese insensato círculo de nuestras reacciones.
Y al percatarnos de
que el punto de vista puramente temporal no nos da nada, o bien que nos arrebata
inmediatamente lo que nos da, nos percatamos de la inexpresable gracia que es
trascender la enorme ilusión de los sentidos.
Entonces comienzan a
llegaros nuevas emociones que no podían habernos llegado de ninguna manera.
Comienza una nueva
acción de la mente, una nueva manera de pensar acerca de todas las cosas, en
términos de toda la vida y de ahora.
El tiempo aparece por
encima del espacio, y por encima del constante mundo del tiempo aparece el
constante mundo de todas las posibilidades, que es el mundo de lo eterno.
Este nuevo sentido
del ambiente es lo que produce la integración
de la vida.
El mero sentido del
tiempo que pasa va contra él.
Porque en relación al
tiempo que pasa, 'cada uno de nosotros está hecho de diez mil estados sucesivos
y diferentes, una derrumbe de unidades, una multitud de individuos'.
(PLUTARCO).
Maurice Nicoll
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